Zamora y el Lobo: El cuento de nunca acabar

Carta a la dirección del Periódico Digital  Zamora 3.0 de Carlos Pérez Macho, de Cabañas de Aliste.

Zamora, 04/02/2014. 

Siguen las tensiones generadas por la promoción del lobo como recurso turístico. Esta vez, en una carta, se resumen a la perfección los argumentos de quienes no están de acuerdo con cómo se están haciendo las cosas.

"A la vista de la eterna polémica que rodea al lobo y su gestión en la zona donde vivo, otra vez tristemente de moda, el cuerpo me pide expresar mi opinión y compartirla con sus lectores. 

No me gusta que "una parte" de los ganaderos quieran tener el monopolio de la vida rural. Siendo una parte muy importante y necesaria, me niego a que se sientan en poder de toda verdad y desprecien al que también apuesta por el pueblo desde otro punto de vista. ¿Vale más acaso el sudor de un ganadero que el que exige una casa rural, un restaurante, un taller artesano, incluso el de un electricista, fontanero o albañil? ¿O acaso no hay de todo eso en nuestros pueblos? 

Entiendo que la única forma de sobrevivir de muchos ganaderos sea hacerse oír y estar todo el día reclamando, con toda razón la mayoría de las veces. Saben que es lo único que les queda para conseguir que siga llegando dinero, porque, por desgracia, su trabajo poco importa. Da igual un buen ganadero que uno malo; lo que vale es lo que opine Europa, o ni siquiera eso... lo que opine Alemania. 

Y en ese afán de lucha, de reivindicaciones, se ataca a la otra pata de la mesa que puede sustentar la vida rural: el turismo. 

El turismo es la única parte de la economía Española que no sólo no ha bajado, sino que ha subido. Decir que el turismo en la Sierra de la Culebra no tiene opción de mejorar la vida de sus gentes ni de asentar población es, como poco, una opinión muy poco informada. 

Y el turismo en la Sierra de la Culebra es el lobo. ¿Alguien piensa que va a venir un Alemán o un Inglés a ver pinos, ciervos, a disfrutar de nuestra etnografía, incluso de nuestra gastronomía, si todo eso lo puede encontrar en cualquier lugar? Eso vendrá por añadidura, pero lo que nos hace únicos es el lobo; es el reclamo para que luego aprecien todo lo demás.  

¿Y por qué no dialogar sobre ello? Sentarse y hablar de los pros, de cómo unirse, de cómo el que venga gente a los pueblos compensará con creces las pérdidas que cause el lobo, de cómo aplicar a los ganaderos de la zona una marca de calidad, que valore su trabajo por las circunstancias en las que lo desarrollan. 

No creo que el turismo por sí solo sea la salvación de estos pueblos, pero sí está claro que la ganadería no lo ha sido. Zamora está quince puntos por debajo de la media nacional en actividad, lo que quiere decir que de cada cien personas, trabajan cuarenta. ¿Seguiremos haciendo lo de siempre para conseguir lo mismo? ¿Tendremos que esperar veinte años a que ya no quede ningún ganadero que proteste, para plantearnos otras alternativas? 

¿Qué pasará con los pueblos si todo lo fiamos a la ganadería? Yo quiero una forma de vida que dependa de si trabajo bien, si me modernizo, si me adapto, si hago productos de calidad, y no de que un día alguien se levante en Alemania, con la idea de que ya no son necesarias las ayudas a la ganadería y agricultura, como ha pasado con la minería. ¿Qué pasaría después? ¿No sería mejor adelantarnos por si eso pasa? 

Quiero que mis hijos tengan la oportunidad de quedarse y que puedan elegir cómo: el que quiera como ganadero, estupendo (sigo pensando que la ganadería tiene futuro, pero cambiando mucho el punto de vista), pero que también puedan elegir dedicarse a otras cosas, como tener una casa rural, un bar, una empresa de turismo, de servicios, de rehabilitación o de construcción de casas, etc... 

Porque si se ven obligados a marchar, ya no será a Madrid, Cataluña o el País Vasco donde ya esta media Zamora; ni siquiera a Alemania, como hizo parte de mi familia. Tendrán que optar por Brasil, Chile, Asia... y eso es casi perderlos.

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